EL BEATO ÓSCAR ROMERO EN LA FORMACIÓN DE LOS FUTUROS PASTORES.

El Espíritu Santo nos está ofreciendo las vocaciones y los carismas necesarios para hacer de nuestra Diócesis una porción floreciente del Reino de Dios en el mundo (Cartas Pastorales y Discursos de Monseñor Oscar A. Romero, pág. 21). Monseñor Romero tenía un celo ardiente por las vocaciones sacerdotales, que nacía de la inspiración del Espíritu Santo. Monseñor siempre estuvo atento a las necesidades de los jóvenes para que ellos aceptaran el mensaje del llamado; el llamado a la formación sacerdotal y, que éste se hiciese íntegro en la misma formación. El Beato Romero vivió en la formación el acercamiento al encuentro con Cristo que llama y elige, como nos dice la Sagrada Escritura: «Llamó a los que Él quiso» (Mc 3, 13). Esto lo vivió Monseñor en su formación. En sus mismos escritos de estudiante mencionaba muchas veces que el aspirante tiene que conocerse a sí mismo y conocer a Jesucristo en su formación sacerdotal. Para llegar a ser  una “Hostia viva entre el pueblo de Dios.”



El mismo Monseñor Romero decía en su homilía del 28 de Mayo de 1977, en la vigilia de Pentecostés: “Nos interesa mucho que estos jóvenes, diocesanos o religiosos, se formen en estas ideas santas de la Iglesia actual; que sean sacerdotes de su tiempo, que sean sacerdotes que defienden los derechos de Dios en medio de los hombres que son imagen de Dios, que sean verdaderamente los heraldos del Evangelio.” Al mismo tiempo añadía: “yo quiero decir a los queridos seminaristas que ustedes son la esperanza de la jerarquía.”




El Beato Romero tenía en su corazón de pastor el amor de guiar, cuidar, proteger y fortalecer el espíritu de sus seminaristas, porque tenía muy arraigado que ellos eran la esperanza de la Iglesia. No cabe duda que Monseñor testimoniaba con su ejemplo a los futuros pastores que se formaban en los seminarios a que fueran idóneos y responsables con la misión que algún día iban a realizar. Por eso, les dedicaba tiempo y los animaba día con día, a tomar en serio la vocación sacerdotal. Claro está que Monseñor Romero es ahora un camino de intercesión para los futuros pastores, que están en proceso de formación, a tomarlo como ejemplo e imitarlo, ya que él tuvo a Jesucristo como modelo y meta de su formación, y pudo configurarse con Él; de igual modo amó e imitó a la Santísima Virgen María, Reina de las vocaciones y Madre de los pastores de la grey.



Sem. Mario Francisco García Alvarado
 1° de Teología

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