NOTAS DE LA IGLESIA CATÓLICA





Las llamadas "notas de la Iglesia" son propiedades y características con las que Cristo dotó a su Iglesia para distinguirla de cualquier otra institución que en el curso de los siglos surgirían al lado de la verdadera. Las cuatro notas de la Iglesia son: la unidad, la catolicidad, la santidad y la apostolicidad. Observemos brevemente cada una de ellas:

Es Una
La Iglesia es un sólo cuerpo espiritual, tiene una sola Cabeza (Jesucristo) y está animada por un sólo Espíritu de Dios. Esta unidad de la Iglesia se expresa en la misma confesión de fe y en la comunión, ya que en ella todos los miembros unifican sus esfuerzos en orden a la salvación de las almas. El Catecismo de la Iglesia Católica afirma que: La Iglesia es una porque tiene un solo Señor, profesa una sola fe, nace de un solo bautismo y forma un solo cuerpo vivificado por el Espíritu Santo y orientado hacia una sola esperanza (CEC 866).

Es Santa
La Iglesia es santa, porque su fundador es santo y porque Cristo la fundó para santificar a los hombres. Jesucristo manifestó la fuerza santificadora de su doctrina: “Yo les he comunicado tu doctrina; santificándolos en verdad; la palabra tuya es la verdad misma” (cf. Jn. 17, 17). No esta demás decir, que en la Iglesia también mora el Espíritu Santo que siempre la conduce a la santidad. El apóstol san Pablo va a declarar que “Jesucristo amó a su Iglesia y se entregó para santificarla, a fin de hacerla comparecer santa e inmaculada” (cf. Ef. 5, 27).

Es católica
La Iglesia es católica, es decir, universal, porque Cristo la estableció para todos los pueblos y para todos los tiempos.  La Iglesia no es católica por el hecho de estar actualmente extendida por toda la superficie de la tierra y contar con un crecido número de miembros. La Iglesia era ya católica la mañana de Pentecostés, cuando todos sus miembros se reunían en una reducida sala (Hch 2,1). Esencialmente, la catolicidad no es cuestión de geografía, ni de cifras, sino más bien es una realidad intrínseca a la Iglesia, ya que abarca todos los tiempos, se dirige a todos los seres humanos (Cfr. CEC  868). La Iglesia anuncia la totalidad de la fe, lleva en sí y administra la plenitud de los medios de salvación; es enviada a todos los pueblos, de allí que es por su propia naturaleza, misionera. Recibiendo el mandato que Cristo mismo le confió: Vayan, pues, y hagan que todos los pueblos sean mis discípulos. Bautícenlos en el Nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo (cf. Mt 28, 19).

Es Apostólica
La Iglesia es apostólica, ya que, si la catolicidad nos presenta la presencia de Cristo en todo el mundo, la apostolicidad nos habla de su continuidad a través de los siglos. La Iglesia conserva sin interrupción la doctrina y la sucesión de los dones del Espíritu Santo, desde tiempos de los Apóstoles. Está edificada sobre sólidos cimientos: «Los Doce apóstoles de Cristo». Es indestructible teniendo en cuenta que Jesús prometió estaré con vosotros todos los días hasta el fin del mundo (cf. Mt 28,10). La apostolicidad es uno de los argumentos más utilizados para mostrar la legitimidad de la misión de la Iglesia y constituye uno de los signos más claros para observar la asistencia divina.
Seminarista Nelson Joel Durán


Primer año de Teoloa 

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