La
evangelización obedece al mandato misionero de Cristo: «Id y haced que todos
los pueblos sean mis discípulos, bautizándolos en el nombre del Padre y del
Hijo y del Espíritu Santo, enseñándoles a observar todo lo que os he mandado»
(Mt 28,19-20). Atendiendo fielmente al mandato de Jesús, hoy la Iglesia en
pleno siglo XXI está invitada a «Salir a
anunciar el Evangelio a todos, en todos los lugares, en todas las ocasiones,
sin demoras sin asco y sin miedo» ( EG n.23). De manera que este anuncio
del Evangelio ha sido encomendado a todo el pueblo, desde los Apóstoles, los
primeros cristianos y ahora nosotros estamos también invitados a salir e ir a
compartir aquello que el resucitado nos ha transmitido.
En
este sentido evangelizador, ¿Qué entiende el Santo Padre por evangelizar? «Evangelizar es hacer presente en el mundo
el Reino de Dios» (EG n.176). El anuncio del Reino de Dios tiene que
involucrar, acompañar fructificar y festejar el deseo de emprender el camino a
salir al encuentro del prójimo, del hermano que sufre y espera la mano de un
amigo que le ayude a comprender mejor la situación del dolor, de la tristeza,
pero sobre todo, del anhelo de conocer sobre Cristo, el cual transmitimos por
medio de la evangelización, que es el medio más eficaz y caritativo para
transmitir el reino de Dios entre los hermanos.
El
Santo Padre responde a la interrogante sobre ¿Quiénes están llamados a
realizar la tarea evangelizadora? Él dice que: «La nueva evangelización debe implicar un nuevo protagonismo de cada
uno de los bautizados», de manera que la evangelización no está
exclusivamente reservada a los consagrados, ya sean estos sacerdotes o
religiosos; ni mucho menos a aquel pequeño grupo de hermanos que se dedican de
manera específica a la tarea de evangelizar más allá de las fronteras. Ya nos
lo recuerda el Santo Padre diciendo que: “Hoy
que la iglesia quiere vivir una profunda renovación misionera, hay una forma de
predicación que nos compete a todos como tarea cotidiana” (EG n. 127). Los
responsables directos de la evangelización somos todos aquellos que hemos sido
bautizados, de manera que al recibir el sacramento del bautismo nos convertimos
en misioneros. Todos con una misión específica: la de extender el Reino de los
cielos entre todos aquellos hermanos nuestros que no han escuchado hablar sobre
Cristo Jesús, el Misionero del Padre, enviado para la
salvación de toda la humanidad.
Seminarista
José Noel Escobar Flores
II
de Filosofía
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