Comentario a “Los Cuatro NO del Papa Francisco” en la Exhortación Apostólica EVANGELII GAUDIUM, sobre el «Anuncio del Evangelio» en el mundo actual




Mi presentación básicamente versa, sobre un comentario a los cuatro no del papa Francisco que comprende el Capítulo II: Algunos desafíos del mundo actual.  En  sus  números que van del 53 al 60.

El primer no del papa es un NO sobre  una economía de la exclusión.

Economía malversada que tiene como consecuencia la no valoración de la vida, don de Dios. Tema relacionado con el quinto mandamiento del Decálogo, no matar. Llevado a un plano meramente material, olvidándose de “los Otros” y manteniendo una actitud egoísta; esa economía mata, asesina. Cuando se olvida de aquellos que claman, desean, lloran, y piden justicia, seguridad, respeto a sus derechos, ser reconocidos. Llevando a estos a la muerte a causa de la salvaje exclusión de los más poderosos que en su defecto son la minoría o pocos.

El papa no es que marche por la línea ideológica del “comunismo marxista”; porque se podría mal interpretar. Más bien, exhorta a reconocer la dignidad del Otro o de “los Otros” por parte de los que tienen el poder sobre la mayoría, poder que debe ser muy bien administrado en toda la nación; que los beneficios no sean para unos pocos, sino para todos, ya que Dios no quiere el bien sólo para unos, “selectos”, sino para todo el género humano.

El segundo no del papa, tiene su correlación con el primero. No a la nueva idolatría del dinero.

Ésta cuando se ha encarnecido en los corazones de aquellos que poseen el poder de las naciones en sus manos, tiene como consecuencia una economía exclusiva, donde el goce y las apetencias materiales son beneficio para unos pocos. Cuando el dinero logra tener un valor absoluto (su dios) para quienes lo poseen, el fruto de este problema se manifiesta en la amnesia o el olvido de los Otros. Provocando así, un atentado contra la dignidad del hombre en todas sus dimensiones: de educación, social, político, religioso, cultural, moral-espiritual; en un despliegue de todo el ser de la persona.

El tercer no: No a un dinero que gobierna en lugar de servir.

La realidad más deplorable que puede experimentar el ser humano es el rechazar las buenas costumbres y el rechazo total de Dios, y aquello que tiene que ver con Él. Lo cual lleva a una manipulación y degradación de la persona misma, porque Dios es considerado un óbice en el proceso de industrialización, de globalización y crecimiento económico del país o nación. Dios es contraproducente en esto, por lo que no tiene lugar en estas esferas, donde lo único que interesa es el rendimiento económico y material.  Por su parte la ética –una ética no ideologizada– permite crear un equilibrio y un orden social más humano y más justo, donde se pueda lograr que el dinero deba servir y no gobernar. Servir a la promoción humana con proyectos sociales, que garanticen una mejor forma de vida, para los conciudadanos.

Y el cuarto y  último punto que observa el papa es: No a la inequidad que genera violencia.

                        Todo ser humano tiene derecho a la seguridad, beneficio que viene como correlación de la anti-exclusividad económica, de la idolatría absoluta del dinero y de la buena distribución del dinero, que pueda servir en pro del ser humano.

En la actualidad y concretamente en nuestro país, nos vemos afectados por el tema de la inseguridad, tema que se “está tratando” en las altas esferas del poder estatal, situación que se ha “salido de las manos”. El ambiente de violencia que respiramos, tiene sus causas, - las cuales no quieren que sean desveladas-, causas que da pavor tocar siempre por conveniencias de intereses mezquinos. Al final, los que salimos perdiendo somos los más pobres y desprotegidos, ante los sistemas sociales y económicos  injustos en su raíz. No les importa el que nos estemos matando aquí abajo; partiendo de la expresión incorrecta “los de abajo”, propia de los que manipulan la constitución y violan los derechos inalienables de la persona humana.

Mientras no se dé la cura al  cáncer social que es la corrupción en todas las instituciones gubernamentales y otras, no se logrará un equilibrio de igualdades entre los habitantes de este país tan sufrido, no podrá haber seguridad y respeto a los derechos humanos, evitando así actos violentos y sangrientos, guerras, que siguen manchando la dignidad y, por  qué no decirlo, destruyendo la misma persona humana.

¡Basta ya, el opio de la política corrupta es nocivo al ser humano, nos está matando!

Sem. Luis Alfredo Henríquez Chacón 
(Tercer año de Teología)



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